J.Mª CADENA y R. MARAGALL

DESDE EL GRIS DEL CEMENTO

Josep Mª Cadena y Raimond Maragall

La obra que presenta Nuria Guinovart se mueve dentro de un campo de grises, un campo amplio y rico en emociones, en el que se mezclan el blanco y el negro para obtener unas tonalidades similares a las de la ceniza. Posiblemente, en sus orígenes artísticos hubiera otros sentidos y buscara en ellos la forma de expresarse lo mejor posible dentro de una personalidad que todavía era incipiente. El artista ha empezado a encontrarse a sí misma con unas materias como el cemento y el alquitrán que son las que más la representan y la pueden llevar lejos dentro de su arte. Hemos mencionado la ceniza y creemos que tenemos que insistir en ella, porque es mucho más que una palabra. A nuestro entender es un concepto que define como Núria Guinovart, en un momento clave de su vida como artista, pensó que debía comenzar de nuevo y que para ello necesitaba quemar el pasado, ponerse en ignición desde su interior y, procurando no hacer nada de llama para que nadie viniera a interrumpir el proceso que había iniciado por propia convicción, convertirse en ceniza viva, aquella que aún tiene las chispas del calor y que, aparentemente, parece quieta y tranquila. Aplica todos los sentidos a la materia, un hecho que en cierta medida es insólito entre los artistas de su generación. Porque ella, bastante lo sabemos, es joven y entre los que por ello sienten con más fuerza la necesidad de dar a conocerse, existe la tendencia a sobrevalorar los sentimientos en relación con la manera de expresarlos. Es esto un error? Quizás no, ya que cada uno en arte procura, ante todo, no equivocarse cuando se proyecta hacia un tercero, pero se necesita encontrarse muy seguro de lo que se quiere decir cuando se anteponen los sentimientos cuando aún se van buscando las mejores maneras de expresarlos. Recordemos que en literatura, hace años, tuvo gran éxito una saga novelística que se movía alrededor de la expresión de que la ceniza antes había sido árbol. Comunicaba, a lo largo de un conjunto de episodios históricos, como había evolucionado la sociedad catalana y como sus protagonistas se habían manifestado a lo largo de unos profundos cambios. Pues, a nuestro entender, la artista ha hecho lo mismo a medida que transformaba en polvo el pasado y como si fuera ave fénix, levantaba el vuelo a partir de lo que en un primer tiempo le había interesado y actualmente sólo le ha quedado como referencia. Núria Guinovart es una gran trabajadora. Sabe que hay que estar horas delante de cada obra que realiza y entregarse a lo que el soporte y la materia – aparentemente tan simples! le transmiten. Pone toda su voluntad en esta tarea, porque tiene un propósito, un objetivo a cumplir. Y ese es, encontrar la dimensión de lo que estéticamente lleva a la definición de los volúmenes y de las figuras que, en un bello inicio son transparencias y rayas, matizaciones que suceden unas a otras y que forman el grueso de la materia como expresión de un misterio plenamente humano. La artista trabaja con los soportes y las materias, a la vez, lo hace con ella misma porque, a medida que va construyendo sus obras, cada vez se encuentra más representada. Podríamos decir -quizá sea osado hacerlo, pero nos parece que hay que expresarlo en relación con su actual momento, aunque ella se encuentra en constante evolución y, después, las cosas pueden cambiar- que dialoga consigo misma, se descubre a cada instante y nos cuenta sin ningún tapujo como ella siente. En los cuadros de Núria Guinovart hay una apariencia áspera y fría, pero hay que introducirse en su interior para encontrar, dentro de una materia que aún la sentimos viva, la pasión con que busca un equilibrado final a cada situación plástica que se plantea. Tiene un mundo propio, lleno y rico de matices, texturas, trazos y figuras, que, poco a poco, se ordenan y establecen un discurso emotivo y a la vez ordenado. El resultado estético le llega a la artista, pero Nuria Guinovart no es lo primero que busca en sus obras. La voluntad expresiva dentro de la que se mueve tiene, ante todo, pleno deseo comunicativo hacia los demás y hacia – insistimos – ella misma como primera receptora de las emociones que le nacen a medida que se manifiesta. Pasión y sensibilidad se juntan y se expresan con valentía dentro de un natural sentido de la medida. En el fondo se lanza hacia lo que sólo intuye y que le es desconocido, pero procura actuar con sensatez. Por eso su obra nos llega y nos complace.

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